domingo, 20 de febrero de 2011

Las ciudades más ricas del mundo

La revista Forbes publica cada año  diversas listas que ubican las mejores posiciones en diferentes temas, hace algún tiempo, sacó un hermoso conteo sobre las 10  mejores ciudades para comer en el mundo.

Dentro de esta lista, el Distrito Federal  se encuentra en el número 4, un sitio muy respetable y muy bien merecido, ya que no porque sea capitalina,  debo  decir que la oferta de la Ciudad de México es increíble. Desde los manjares que se pueden encontrar en los puestos ambulantes, pasando por las fonditas, taquerías y pequeños lugares muy valiosos y ricos, hasta los lujosos y propositivos restaurantes que compiten con las opciones de las más importantes urbes. Por eso,  mi ciudad es el paraíso para los amantes de la buena comida.

Regresando al tema de el conteo que presenta Forbes, pensé en lo siguiente, ¿Por qué no hacer una lista de las mejores ciudades del mundo para comer según The Tasty Post?, y heme aquí,  a pocos segundos de revivir los momentos más hermosos de mi vida, que sin duda han sido los viajes, todo para recordar las delicias que he comido y hacer este conteo muy a lo Tasty.

Mi lista clasifica las ciudades desde el punto de vista de una turista promedio, de 23 años y que no ha viajado en un plan gourmet estricto y sin una billetera muy gorda. Aquí encontrarán las ciudades más ricas sin tomar en cuenta los restaurantes de alta categoría.

Empezamos

Las 10 mejores ciudades para comer según The Tasty Post.

1.- París: Definitivamente la ciudad que me robó el corazón,  desde antes de conocerla,  se ubica en la primera posición de este conteo. Su belleza se equipara a lo delicioso de su comida y para comprobar lo anterior no se necesita visitar los restaurantes más caros y sofisticados  (si se puede que maravilla) ya que en los puestos de crepas y en los pequeños  restaurantes, que ofrecen menús  más accesibles, se pueden encontrar platillos  verdaderamente sorprendentes.

Un croque monsieur (pan con jamón, salsa blanca y queso grouyere) una deliciosa crepa de mantequilla y azúcar, un buen tazón de sopa de cebolla humeante y un macarrón de frambuesa, dejan enamorado a cualquiera.

Cuando digo accesible  me refiero a que no "te saca un ojo de la cara" porque definitivamente París no puede ser considerado como un lugar barato, pero vale la pena.





2.- Madrid: España es cuna de los mejores chefs del mundo, pero no es necesario visitar sus lujosos restaurantes, para vivir la grandeza de la cocina de la madre patria. Bocadillos de jamón serrano o de  queso manchego del bueno, una ración de trotilla de patata o un montón de calamares a la romana, son algunas de las preparaciones que podemos encontrar a un precio no tan alto y que hacen saltar de gusto a nuestro paladar.

Otra alternativa en Madrid y en varias ciudades de España, es elegir los platos combinados, que constan de una porción de carne asada, huevos estrellados, papás fritas y una ración  de ensalada mixta, entre otras deliciosas combinaciones, que pueden inlcluir algún pescado o tortilla de huevo. Una gran opción para comer abuntantemente. ¿Qué más? paellas, cocidos, lechones al horno, esparragos con alioli, croquetas de jamón... verdaderas joyas culinarias, y olé.






3.- Nueva York: Igual que las ciudades anteriormente mencionadas, La  Gran Manzana, es su esplendor y particularidad, ofrece una variedad gastronómica única. Gracias a su pluralidad cultural, esta ciudad ofrece opciones de todos tipos y nacionalidades cuando hablamos de comida. Para un turista promedio, los hot dogs repletos de mostaza americana o  un buen kebab, originario de algún puesto callejero, son alternativas económicas, no muy sanas, pero bueno supuestamente estan de vacaciones. Si les gusta lo dulce,  un suculento pedazo de pastel de queso. Yuuuuum.

Una visita a la Pequeña Italia o al Barrio Chino, se puede convertir en toda una experiencia, en la que podrá encontrar restaurantes típicos a precios no tan exhorbitantes.








4.- Lisboa: La peculiar capital de Portugal es una diminuta joya del mediterraneo,  llena de hombres con enormes y lindos ojos, digo eso porque real,ente esos ojos llamaron mi atención. En cuanto a la comida, no podré olvidar los platones llenos de bacalao desmenuzado, papas y cebolla, todo frito y perfectamente sazonado, o esos pastelitos llenos de crema que se derriten en la boca y provocan que sueltes un  obrigado impetuoso, al que tuvo a bien ofrecerte ese postre de nombre pasteí.



5.- Praga: Llegar a media noche a una de las ciudades mas bellas de Europa es una experiencia única y más aun cuando no tienes hotel y mueres de hambre. Lo del hotel se resolvió facilemente y lo del hambre tuvo una resolución digna de recordarse. En la plaza Wenceslao, que es la más improtante de Praga, me topé con unos puestos de hot dogs, lo más ricos que he probado en mi vida, son enormes y la salchicha es parecida a las alemanas. Una cena perfecta para un momento de hambre monumental.

También se puede comer muy bien es pequeños restaurantes, recuerdo una hamburguesa deliciosa,  un pastel de papa con crema de poro muy bueno y un gran tarro de cerveza checa.





6.- Budapest: El Danubio azúl divide a esta ciudad imperial, que posee una belleza extraordinaria. Fue aquí en dónde probé por primera vez el Goulash, un guiso de carne y salsa ligeramente picante, típico de Europa del este,  entre otros platillos deliciosos y a un precio bastante razonable.Otro plato inolvidable fue el de una especie de crepas con chocolate amargo. Hermosa ciudad y hermosa comida.





7.- Milán: La capital de la moda, cuna de diseñadores como Armani y Dolce & Gabbanna, esconde, entre su sobriedad, un gran sitio para vacacionar y pasarla bien. Exactamente en un pasaje de esta joya italiana, en  el pasaje Victorio Emanuelle,  probé la mejor pasta con salsa de tomate de toda mi vida, no precisamente accesible, pero si digna de ser mencionada. También recuerdo aquel panino capresse, crujiente por fuera, con sabor a albaca y cremoso por el queso mozzarela fresco. 







8.- Buenos Aires: Curiosamente en la capital de Argentina probé la mejor pizza que he comido, de masa fina, muy buen queso y un montón de aceitunas negras por encima, eso no es tan extraño, cuando sabemos que dicho país tiene un gran número de personas con ascendencia  italiana. Por supuesto la carne, en todos sus cortes, el chimichurri que me vuelve loca, los vinos y que decir de los postres, nunca olvidaré aquel pastel de chocolate cubierto con dulce de leche, coronado con merengue y trozos de chocolate.

Todo un placer ir a Buenos Aires, cuando estas ahí se te contagia esa sabia forma de disfrutar la vida de los argentinos, porque no me dejarán mentir, para ellos cualquier momento es bueno si se habla de  disfrutar un alfajor y un buen café.





8.-Atenas: La capital de Grecia me deslumbró por su blancura y deliciosa comida. Ensaladas, hermosos quesos, una muy buena carne y guisos con berenjena, fueron los protagonistas de mi visita a esta ciudad. No pueden faltar los postres, como la Baklava llena de nueces, miel y pasta extra delgada, perfecto final  para las comidas atenienses.

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